Atributos de santos

Nuestro grupo ha elegido la temática de atributos de santos.

Mi compañera Lilia ha elegido a San Lucas, el Evangelista, representado siempre con un toro.

Resumen del santo de Lilia:

Algunas personas piensan que San Lucas era médico, pero otras piensan que era un judío de la Diáspora.

Se le representa con el toro, ya que su Evangelio, escrito por un médico, se caracterizaba normalmente por el sentimiento de Cristo. El toro tiene un corazón fuerte, y desde antiguas tradiciones, el corazón simboliza los sentimientos. Y el Evangelio narrado por este Evangelista se caracteriza por la expresión de sentimientos de compasión y de justicia de Jesucristo hacia la humanidad.

Para más información sobre san Lucas puedes acceder a su blog. Pincha aquí para acceder al blog de Lilia.

Mi compañera Silvia ha elegido a Jorge, representado con el dragón.

Resumen del santo de Silvia:

San Jorge representaba el  triunfo del bien sobre el mal, ya que siempre luchaba contra la tiranía y la crueldad.
Cuenta la leyenda que en una ciudad había un dragón que se llevaba a niños, mujeres y hombres, Un día el león fue a hablar con el rey porque quería quedarse con su hija, pero el rey se negó y decidió proponerle todas sus pertenencias a cambio de quedarse con su hija. La gente no estaba de acuerdo y se quejaron al rey, puesto que, ellos habían perdido ya a muchos seres queridos.
Tras mucho insistir el rey accedió y dejó a su hija en el lugar acordado con el dragón.
Por ese lugar, fue donde pasó San Jorge y vio a la niña llorando. Le preguntó que que le había ocurrido y, cuando llegó el dragón luchó contra él para que no se llevara a la niña. El santo advirtió al pueblo que el dragón solo estaba dormido y que acabaría con él a cambio de que se bautizasen. El pueblo accedió, y cuando todo esto acabó, el santo fue bautizándolos uno a uno.

Para más información sobre San Jorge puedes acceder a su blog. Pincha aquí para acceder al blog de Silvia.

Yo voy a hablar sobre San Sebastián, representado siempre con flechas.

Vida de San Sebastián:

 

San Sebastián era un hombre hijo de familia militar y noble.

San Sebastián, Como buen cristiano, no solo ejercitaba el apostolado entre sus compañeros sino que también visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo.

A partir del encarcelamiento de dos jóvenes, San Sebastián empezó a ser reconocido públicamente como cristiano. Estos dos jóvenes fueron arrestados y les dieron treinta días para renunciar su fe en Dios o seguir creyendo en Él. San Sebastián, enterado de la situación, fue  a visitarlos para darles ánimos. A partir de este momento se produjeron muchos martirios, entre ellos, los de los dos muchachos. 

Debido a todo esto, el Papa San Cayo lo nombró defensor de la Iglesia. El emperador se enteró de todo lo ocurrido y mandó a arrestarlo. San Sebastián fue llevado ante el emperador y le dijo; “Yo te he tenido siempre entre los mejores de mi palacio y tú has obrado en la sombra contra mí, injuriando a los dioses”.

San Sebastián no se asustó con estas palabras y siguió reafirmando s fe en Jesucristo. El emperador ordenó que le clavasen flechas en zonas no vitales del cuerpo humano para que no muriera directamente, si no para que falleciera lentamente al desangrarse, tras unos grandes y largos dolores. Cuando los soldados vieron que el santo ya estaba casi muerto, dejaron su cuerpo inerte solo. Sin embargo, sus amigos al ver que todavía no estaba muerto, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo en su casa y le curó todas las heridas hasta que quedó sano.

Cuando el cuerpo estaba totalmente reestablecido, sus amigos le aconsejaron que se fuera de roma, pero siguiend creyendo realmente en Dios, con valentía fue al emperador a reafirmar su creencia en Dios. El emperador se quedó desconcertado, ya que lo daba por muerto. Entonces, ordenó de nuevo que lo azotaran hasta morir. Esta vez, los soldados se aseguraron de cumplir bien su misión.

El cuerpo sin vida de San Sebastián fue recogido por los fieles cristianos y sepultado en la en un cementerio subterráneo de la Vía Apia romana, que hoy lleva el nombre de Catacumba de San Sebastián.

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